lunes, 19 de mayo de 2008

Mucho màs que adiòs y olvido





Contigo rasgué vestiduras, rompí patrones que consideré arcaicos,
en su momento y me volví distinta de lo que era. Desgarré mis propias
costuras, de una moralidad que rayaba en la perfección de lo imposible.
Enumeré banquetas que llevaban tu nombre, escrito con rosas rojas, que
tanto me gustan, color pasión, que me embriagó sin clemencia y que también
parecía hacerlo para ti. Soñé con besos rotos, que pensé que no eran tales, te
regalé noches, madrugadas, perfiles silenciosos, bolsillos llenos de costumbres
roídas, rebosadas de sentimiento. Me deshice yo misma de tanto apego bonito,
que rompía en pedazos mis palabras de matices azulados.
Fui agua de río y de mar, dulce y salada, felizmente, siempre, digna del cielo
y del infierno – por ti, cualquiera – melancolía de lluvia y sol; dicotomía
desquiciante, desesperante, caprichosa, absoluta, llena, pensaba que de puro amor.
Espejismos que llenaban el espíritu de siempres, de mañanas, de presente y
futuro, apretados en uno sólo, eterno, sin fronteras ni límites.
De pronto, no más, empezaron a desafinar las notas hasta volverse un eco
lejano y distante, más que nunca, y, de improviso, se hicieron presentes la soledad,
el silencio y esa fragilidad del alma que duele hasta los huesos. Y me volví amiga,
amable, sinceramente, sí, lo juro, y te supe feliz, pleno – ocupadísimo – llenándote
todo con sueños urgentes de ilusión y me alegré, no sabes cuanto, y me encantó saber
de tu vida grata y di gracias al destino porque alguna vez fuiste motivo de contento en
mi existencia, porque llenaste mi ser de luz resplandeciente, y aunque ya no estés, la
más enorme emoción me embarga, por y para ti, y aunque cualquiera en mi lugar,
lucharía por buscar el olvido y el adiós, yo sólo te reitero mis ganas de saberte emocionado, realizado, magnífico y dulce, por favor.. dulcísimo, como siempre.



Melodiazul...

Clausura


Me clausuré a mi misma.

Cerré la puerta

Era tal mi encuentro conmigo

que mi sombra se aburrió y se fué.

Soborné ilusiones.

Tapé la barrera de los suspiros.

Creí que todo alrededor era un silenciofrancamente escandaloso.

Imposible escuchar tanto ruido.

El sol se escondía al verme(tal vez por eso tanta lluvia)

Me llené de llamadas que no respondí.

Cartas que no contesté. Libros que no leí.

Fué tal que disfruté la oscuridad como agasajo.

Decidí estar así; sola, distraída, destemplada, ingrata;

y la sensación llegó a ser buena,libre, repleta de inmensa y rigurosa paz.

Se cerró la rueda. Ya había ocurrido antes, entre versos tristes y adjetivos.

Lo hizo hasta nuevo aviso,prometiendo avisar por anticipado la reapertura,

acostumbrándose a nuevos azules y nuevas canciones,

aunque con los mismos árboles, el mismo aire

y un toque más de luz en el trayecto.



Melodiazul...